La falta de madurez lleva a problemas de trabajo, financiero, amistad y vida sentimental.
En un viejo chiste, una madre va a despertar a su hijo temprano y él se queja, aun entre dormido y despierto: «ah, mamá, ¿por qué tengo que ir a esa escuela llena de niños y profesores” ella responde: «porque tienes 50 años y eres el director». Hay hombres que pasan su vida con actitudes de niño mimado y sin carácter, algunos incluso en posiciones de liderazgo, casados y con hijos.
Lo curioso es que en los tiempos bíblicos no hubo mucha de esa adolescencia. Un niño, apenas terminó su infancia, y ya comenzaba a ser un «joven».
David, de niño, llevaba comida para sus hermanos mayores en el campo de batalla, donde se enfrentó contra Goliat, lo que definió su vida a partir de ese momento.
Si un hombre es inmaduro a diario, imagínese con Dios. También necesita tener responsabilidad ante Él y establecerlo como una prioridad. De lo contrario, las consecuencias serán malas en todo: matrimonio, dinero, salud, amor, trabajo, etc. La Biblia mostró los «saltos del niño hasta su madurez» hace más de dos mil años: «Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.» (1 Corintios 13:11).
Lo que separa a los niños de los hombres es ser hombre. No importa la edad.