A ejemplo de Adán y Eva, no son pocos los que prefieren darles oídos a las ideas del diablo en lugar de mantenerse fieles a la voluntad y a las órdenes de Dios. En aquella ocasión, él usó el cuerpo de la serpiente para impresionarlos e influenciarlos. Hoy en día, no es muy diferente.
El mal usa a familiares, o a personas cercanas, e incluso usa mensajes y videos en internet de algunos que están totalmente corrompidos del camino de la Verdad, teniendo siempre el mismo objetivo: la rebeldía y la desobediencia disfrazadas de “buenas intenciones”.
Vemos esa situación prevista en lo que Dios le dijo a la serpiente:
Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. Génesis 3:15
La mujer es la iglesia que herirá (aplastará) la cabeza de la serpiente. Significa que la iglesia siempre triunfará sobre todas las embestidas del infierno. Sin embargo, la serpiente le herirá el calcañar. ¿Y quién es el calcañar que será herido?
Son exactamente las personas que, en lugar de estar en lo Alto, cerca del Cabeza de la Iglesia, que es el Señor Jesús, y de alimentarse constantemente de los pensamientos de Cristo, prefieren quedarse abajo, distantes. Tan distantes como el calcañar…
De hecho, es más fácil para la serpiente que vive en el piso, arrastrándose, alcanzar el calcañar que la Cabeza. Por eso, ¡cuidado! No les dé oídos a los que están en el piso y caídos, pues los que están en esa condición serán siempre, inevitablemente, heridos por el diablo.