Pero sin fe es imposible agradar a Dios.” Hb. 11:6. Esto quiere decir que sin ejercitar su fe, será imposible que agrade a Dios, ya que la práctica de la fe está conectada directamente al sacrificio.
Existe la fe pasiva (fe acomodada) y la fe activa (fe con sacrificio).
La fe no se basa en simplemente ir a la iglesia y oír la Palabra de Dios, tampoco en abrir la Biblia y llenarse de informaciones bíblicas, claro que no; ¡la fe es acción! y nos lleva a tomar actitudes con relación a la Palabra de Dios, ella nos exige el sacrificio de ponerla en práctica.
El sacrificio no se refiere apenas a lo material, tiene que ser un sacrificio total. Donde lo más importante es sacrificar la vida y la propia voluntad. Por ejemplo, si usted sacrifica lo material en el Altar de Dios, sin haber sacrificado su vida; ese sacrificio no le traerá el resultado esperado, hecho de esta manera no sirve, es inútil.
“La recompensa de la humildad y el temor del Señor son las riquezas, el honor y la vida.” Proverbios 22:4.
En este versículo la humildad y el temor del Señor lo podemos relacionar a la fe, porque quien es humilde acepta vivir en la dependencia de Dios, quiere decir, sumiso y obediente completamente a Su voluntad, pues cuando se tiene temor a Dios, pasamos a vivir lejos del pecado, ya que por causa de la fe, se busca vivir dentro del patrón bíblico. El resultado de una vida así, será de riquezas, honra y vida eterna.
Existen muchas personas que tienen un gran conflicto: viven con una fe pasiva (fe sin sacrificio y sin obediencia) que está dirigiendo su eternidad hacia el infierno, pues esa fe carece de sacrificio y es incapaz de salvar el alma. ¿De que sirve tener una fe así?
El problema radica en que muchos piensan que el hecho de venir a la iglesia y participar en las reuniones, es suficiente para tener una vida nueva, pero se olvidan de lo más importante, el sacrificio de poner en práctica todo lo que Dios enseña con Su Palabra.
Dios nos proporciona la fe y espera que nosotros con valentía nos separemos de este mundo, para vivir de manera voluntaria sumisos a Su Sagrada Voluntad.
Cuando hablamos de fe, nos referimos a colocar en primer lugar el Reino de Dios como lo más importante. Sometiendo su vida al molde bíblico, a la conducta de Dios exigida en Su Palabra.
Cuando no hay humildad en el corazón para aceptar el patrón de vida que la Biblia nos sugiere, entonces seremos llevados por nuestras malas decisiones al fondo del pozo, al sufrimiento, donde seremos obligados a mirar hacia lo alto para reconocer que sólo viviendo sujetos al Altísimo obtendremos de Él las riquezas, la honra y la vida eterna.
Para tener una vida bendecida en todos los aspectos, es necesario caminar diariamente por la ruta de la fe, que es la vía del sacrificio.
Recuerde que su mayor riqueza no está en sus bienes materiales, pero sí en su comunión diaria con Dios, la que le da el derecho de ser llamado hijo de Dios.