Dios busca hombres y mujeres de fe, que sean valientes, con coraje, intrépidos y audaces para realizar a través de ellos obras grandiosas. Dios encontró a David, Abraham, Josué y Caleb porque eran hombres valientes. La Biblia dice que: “El Señor se ha buscado un hombre conforme a su corazón, al cual ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo.” (1 Samuel 13:14)
Por esa razón, podemos comprobar de inmediato, que el Señor busca hombres y mujeres para la realización de Su propósito. Él también desea usarnos, pero es necesario coraje para asumir esa fe y tomar actitudes.
“He encontrado a mi siervo David, con mi aceite sagrado lo he ungido. Mi mano estará con él, mi brazo le dará fuerza.” (Salmos 89:21-22)
David fue una de esas personas porque él fue un hombre valiente y temeroso a Dios, por ello es mencionado en el versículo anterior, pues entre miles de personas Dios apenas encontró a David y no lo escogió por su tamaño, porque físicamente David era pequeño, el menor de su casa, sin embargo, dentro de él existía una grandeza porque el espíritu de Dios habitaba en él.
Hoy en día son pocas las jóvenes que sueñan con formar una familia, encontrar un compañero para construir un hogar. Aún habiendo fracasado en el primer y segundo matrimonio.
Ninguna mujer quiere casarse con un hombre cobarde. Todas buscan la protección y seguridad en un hombre. Así mismo sucede con Dios, para que Él pueda contar con nosotros así como contó con David, necesita encontrar a una persona valiente, temerosa a Él y con una fe inteligente, esas son las personas que manifiestan la fe que agrada a Dios. La fe inteligente agrada al Altísimo.
Sin fe es imposible es imposible Agradarlo. Pero, para eso su calidad de fe no puede ser débil, mezclada con emoción y entusiasmo.
La fe inteligente no se deja llevar por las circunstancias ni por los sentimientos.
Evalúese a sí mismo y vea si usted ha sido una persona valiente, temerosa de Dios, verifique si de hecho y de verdad ha funcionado aquello que está escrito en la Palabra de Dios.