El ser humano no fue creado para vivir solo y sí para encontrar a la persona correcta para su vida…
El matrimonio ocupa un lugar especial dentro de nuestra fe, representando no solo la unión de dos personas, sino también reflejando la relación divina entre Cristo y la Iglesia. Al explorar el valor y la importancia del matrimonio, podemos comprender mejor su lugar en nuestra vida y el profundo impacto que puede tener en nuestro desarrollo personal y espiritual.
«Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer,
y serán una sola carne.» (Génesis 2:24)
Este versículo subraya la unión profunda que se forma entre un esposo y una esposa, ya que dejan atrás sus vidas individuales para convertirse en una entidad unificada. En un matrimonio basado en la fe.
Las parejas casadas, que deciden poner a Dios en primer lugar en su matrimonio, tienen la oportunidad única de crecer juntas en amor, fe y comprensión. A medida que enfrentan juntos los desafíos y alegrías de la vida, pueden desarrollar una apreciación más profunda de la presencia de Dios en sus vidas y las formas en que Él actúa.
A medida que las parejas recorren juntos la vida, pueden brindarse apoyo, aliento y comprensión mutua, haciendo las cargas más leves. Por eso, uno debe buscar una pareja ideal para su vida (o tal vez ya estén casados) es tan importante, porque es una promesa de bendición que Dios quiere realizar en nuestra vida.
El ser humano no fue creado para vivir solo y sí para encontrar a la persona adecuada para su vida, no solamente para recibir de la otra persona, también para dar amor, comprensión, apoyo, cariño, etc.
Por eso, todos los jueves en la Iglesia Universal, hay una reunión para aquellos que quieren tener o restaurar su matrimonio y ser bendecidos por las Manos de Dios.
Solo cuando ponemos a Dios en primer lugar, lograremos disfrutar de sus Promesas en nuestra vida.
… Me era difícil encontrar a la persona ideal
De niño, mi mamá me rechazaba por causa de los problemas que tenía con mi padre.
Esto provocó en mí, depresión y ansiedad. Al crecer esto me afectó, pues no lograba tener estabilidad en ninguna área de mi vida.
En cuanto al área sentimental, me era difícil encontrar a la persona ideal.
¡Siempre era rechazado! No sabía qué más hacer, porque los años pasaban y no lograba ver los resultados positivos que quería para mi vida.
Al conocer la Iglesia Universal, aprendí a luchar para ser libre de todos los traumas como: el mal carácter, pensamientos negativos, ansiedad y maldiciones que no me dejaban ser feliz.
Hoy estoy libre de todo mal y felizmente casado, con una mujer que me respeta y me ama.
Todo esto fue posible por causa del Espíritu Santo que está dentro de ambos, sin Él nada hubiera sido posible.
•• Daniel y Karla, esposos.