“Aunque hemos enfrentado muchas luchas, finalmente aprendimos a depender de nuestra alianza con Dios”.
La escasez, las peleas en mi hogar, así como el vicio del alcohol estaban acabando con mi familia. Muchas veces no tenía para darle de comer a mis hijos, esto me traía problemas con mi esposa; la falta de trabajo me hacía sentir totalmente fracasado, por el hecho de poder suplir las necesidades de mi familia. Y para empeorar la situación, mi esposa, cansada de esa situación me pidió para separarnos. Sin embargo, todo cambió cuando comencé a participar en las reuniones de la Iglesia Universal donde Dios transformó mi vida y la de mi familia. En el Congreso para el Progreso aprendí a ser perseverante, rechazar la miseria. Dios me dio una idea y junto a mi esposa decidimos emprender nuestro negocio de bienes raíces. Hoy tenemos una vida transformada y abundante.
Sr. Alex Chamba