La oración es tan importante y poderosa que el propio Señor Jesús tuvo que usarla. Entienda más…
La oración en la vida de un cristiano es una necesidad, y no solo un deber. Y quien la práctica pasa a tener una intimidad con el Altísimo, pues, cuando una persona ora, Dios actúa en su favor.
Sabiendo del poder que una oración tiene, del 5 al 12, la Iglesia Universal va a estar realizando la semana de la oración continua.
Durante el programa “Palabra Amiga”, el Obispo Edir Macedo explicó sobre la importancia de hablar con Dios y todo lo que una conversación sincera con el Altísimo es capaz de proporcionarnos.
“La oración es una de las herramientas fundamentales para la conquista por la fe. No hay fe sin oración y no hay oración sin fe. Si el propio Dios – En la persona del Señor Jesús – tuvo que orar, ¡imagínese nosotros! El apóstol Pablo habló que nosotros debemos orar sin secar, quiere decir, continuamente. Muchas personas, a veces, creen en Dios, pero no en el poder de la oración”, comentó.
La oración de Jesús
“Yendo un poco más allá, se postró sobre su rostro y oró: «Padre mío, si es posible, no me hagas beber este trago amargo. Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú… Por segunda vez se retiró y oró: «Padre mío, si no es posible evitar que yo beba este trago amargo, hágase tu voluntad… Cuando volvió, otra vez los encontró dormidos, porque se les cerraban los ojos de sueño… Así que los dejó y se retiró a orar por tercera vez, diciendo lo mismo.” (Mateo 26:39,42,44)
Cuando una oración es sincera y honesta como la que fue hecha por el Señor Jesús, entonces, Dios luego viene a nuestro socorro. Pero, la oración solo es eficaz si, al hablar con Dios, tenemos la certeza que Dios está con Sus oídos atentos a nuestros clamores. Si esto no acontece en la hora que estamos orando, nuestras palabras serán vanas.
“A partir del momento que una persona habla con Dios, mereciendo o no, donde quiera que hagan la oración, Dios la escucha, pues Lo invocan con sinceridad”, resaltó el Obispo Edir Macedo.
Por eso mismo, el ambiente donde vamos a orar debe ser propicio, a fin de poder concentrarnos en aquello que estamos haciendo, con todo el fervor del corazón.
“Mismo Jesús siendo hijo del Dios Altísimo, Él también oró, de forma humilde, de rodillas y con el rostro en el suelo. Jesús se mostró humilde y fervoroso en la hora más angustiante de su vida”, aseguró el Obispo.
Si usted necesita de una respuesta, participe de este gran propósito de siete días de oración, del 5 al 12 de mayo. Busque la Iglesia Universal más cercana a su hogar.