La Universal cada día viene ampliando su alcance en los países de América del Norte. Recientemente, México inauguró una catedral más.
Con el principal objetivo de salvar almas, ayudar a los que sufren y llevarlos a tener una vida mejor, lejos de la depresión y de la miseria, la inauguración ocurrió el último 13 de noviembre, en la región de Iztapalapa, distrito de la capital del país, Ciudad de México. El área es considerada una de las más preocupantes en el mapa social y político del país, con altos índices de violencia y miseria que afligen a las familias que allí residen.
La Palabra de Dios alcanza a quien la desea
Cerca de 3 mil personas participaron de la ceremonia de inauguración. El salón principal, que cuenta con 1,2 mil butacas, y el auditorio, que acomoda a 300 personas sentadas, quedaron llenos, y los ambientes externos también. El nuevo templo en Iztapalapa ofrece además una sala especial para la Escuela Bíblica Infantojuvenil (EBI), guarderías y espacios dedicados a los grupos del Godllywood.
Las personas aprovecharon la oportunidad de la inauguración para clamar por auxilio y aproximarse aún más a Dios. Entre la población local que concurre a la Iglesia, ya hay testimonios de quien abandonó los vicios y las malas costumbres.
Mas esto les mandé, diciendo: Escuchad Mi Voz, y seré a vosotros por Dios, y vosotros Me seréis por pueblo; y andad en todo camino que os mande, para que os vaya bien. Y no oyeron ni inclinaron su oído; antes caminaron en sus propios consejos, en la dureza de su corazón malvado, y fueron hacia atrás y no hacia adelante. Jeremías 7:23-24
Con base en este pasaje bíblico, el obispo Paulo Roberto, responsable por el trabajo evangelístico de la Universal en México, condujo la reunión inaugural.
“Para tener una vida de éxito en todos los aspectos, el secreto es la obediencia a la Palabra de Dios. Si usted quiere un cambio de vida, necesita seguir los consejos de Dios pautados en la Biblia, pues es mucho más que un libro, es el manual de vida a seguir”, orientó él.
Milagro y transformación de vida
La pareja María Esther Figueiroa y Patricio Cruz fueron los primeros que subieron al Altar de la nueva catedral en Iztapalapa para contarles a todos los presentes cómo sus vidas fueron transformadas desde que comenzaron a concurrir a la Universal.
“Nuestra vida era de discusiones, borracheras y agresividad. Mi esposa peleaba mucho conmigo porque yo llegaba a casa borracho, era muy grosero e irresponsable con ella. Ella tenía razón. El dinero no era suficiente y solo había preocupaciones. Mi esposa tenía que buscar comida en la basura para que ella y mis hijos comieran. Una situación triste y humillante. En vez de avanzar en la vida, solo retrocedíamos”, contó Patricio.
El cambio comenzó a suceder cuando María Esther llegó a la Iglesia y enseguida le pidió a su marido que fuera también. “Fui resistente, pero Dios me convenció. Dejé los vicios, cambiamos nuestro carácter, la prosperidad vino. Hoy, tenemos casa, tres terrenos. Nuestra vida comenzó a avanzar. Dios existe y, cuando somos fieles, Él cambia nuestra vida”, relató él.