Muchos bloquean su corazón cuando se trata de dar y recibir amor y, la mayoría de las veces, no son conscientes de eso. Por eso aquí vamos a hablar de las tres razones que mantienen un corazón cerrado.
Para entender lo que hace que un corazón se bloquee para el amor, vamos a hablar de aquellas cosas que llevan a las personas a cerrar esa área de su vida. Entenderemos esto con base en un aprendizaje del propio Señor Jesús. Pues cuando Él estuvo aquí, viviendo una vida ejemplar, también experimentó el rechazo. Jesús no fue bien recibido ni siquiera por aquellos que se suponía debían recibirlo con honores. Leamos el siguiente pasaje bíblico:
«A lo Suyo vino, y los Suyos no lo recibieron. Pero a todos los que lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en Su nombre» (Juan 1:11-12).
Aquí podemos leer que Jesús vino para el pueblo que Él había escogido, pero ellos no lo recibieron. Cuando se analiza la historia y se entiende el porqué del rechazo del pueblo de Israel, del pueblo judío, de no haber recibido al Señor Jesús, entonces encontramos tres razones que les impidió recibir el amor de Dios. Esas son las mismas trabas que actúan hoy en el corazón de las personas cuando ellas se cierran para el amor.
• El primer bloqueo que el pueblo de Israel manifestó fue el de «creerse superiores». Cuando los religiosos oyeron hablar de Jesús, supieron que Él venia de una ciudad humilde y pensaron que Él no estaba a la altura del Mesías que ellos imaginaban.
Cuando se mira para las relaciones amorosas, muchas personas cometen ese error. Ya sea que se crean superiores o «demasiado buenas» comparadas con los demás; o al revés, se sienten inferiores. Ninguna de las dos actitudes es saludable para una relación, porque cuando la persona se siente superior, no acepta nada que venga de la pareja, la desprecia; mientras que la persona que se siente inferior está abierta a recibir y aceptar todo, incluso a ser abusada, maltratada, traicionada, despreciada, etc.
Normalmente cuando una persona se siente superior a todos, es porque le da valor a cosas banales como la apariencia, dinero, estatus, la familia de la que proviene, etc. Eso fue lo que hicieron los judíos con Jesús. Aquel que se siente superior tiene esa falla, no ve a la persona sino lo que ella tiene y aparenta. Esto es un problema frecuente entre los solteros y no solo les impide tener relaciones afectivas sanas, sino que hace que ni siquiera se den cuenta o miren para sí mismos y vean cuál es su verdadera condición.
Muchas veces dentro de un matrimonio las personas no están listas para recibir nada de su cónyuge porque para estar abierto para recibir, ellas tienen que saber el valor de la otra persona. Solo reflexiona: ¿cómo es que voy a recibir algo de alguien a quien no valoro? Eso es un problema porque en una relación saludable no puede haber alguien superior ni inferior. Lo que existen son papeles diferentes que necesitan ser respetados y son igualmente importantes; marido y mujer deben ser equivalentes.
• La segunda traba y el segundo error de los judíos, es que ellos tenían expectativas equivocadas con respecto al Mesías. Pues esperaban a un militar y Jesús vino de forma humilde, con una apariencia simple y, sobre todo, diciéndoles a las personas que amaran a sus enemigos. Por eso ellos no lo aceptaron. Y de la misma manera, a causa de las expectativas, muchas personas terminan cerrándose para el amor.
Las expectativas irreales son grandes asesinas de las relaciones, y cuando la realidad aparece, comienzan las exigencias excesivas, por eso se va desgastando la relación porque ella quiere colocar a una persona normal, que tiene defectos igual que ella, en un ideal que ha imaginado. Entonces, se queda frustrada y desilusionada. Las expectativas hacen que las personas valoren demasiado aquello que no tiene tanta importancia y no presten atención a aquello que realmente tienen.
• La tercera traba es el miedo a perder lo que se tiene. En el caso de los judíos, Jesús significó una amenaza para la religión de ellos. El perfecto y verdadero amor, aquel que viene de Dios, echa fuera el miedo.
«En el amor no hay temor…» (1 Juan 4:18).
Terapia del amor
Le invitamos este 21 de noviembre a la reunión de la Terapia del Amor, donde podrás escuchar palabras de fe y consejos valiosos que te fortalecerán, porque en un corazón cerrado no entra el amor.
«Yo te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que ates en la tierra, será atado en los cielos; y lo que desates en la tierra, será desatado en los cielos» (Mateo 16:19).
Ven a participe este jueves, para que, por medio de la fe, su corazón esté abierto para dar y recibir amor. No dejes de luchar por su vida sentimental y familiar.
Te esperamos en Av. Americas #305 Norte de guayaquil; o en la Iglesia Universal más cercana.