Mis padres cumplieron 42 años de casados y, por más que hayan pasado por toda clase de problemas (usted que los conoce lo sabe bien), fueron y siguen siendo una pareja ejemplo para mí y para mi marido. Si hoy somos profesores de la Escuela del Amor, es porque nos graduamos en casa con ellos.
Mi infancia fue prácticamente una preparación para lo que soy y lo que hago hoy. Mimadre me enseño lecciones que se convirtieron en un collar de oro para mi cuello, que no salen de ninguna manera de mí. Lecciones esas que, para muchas mujeres, son súper anticuadas y retrógradas, pero que funcionaron para ella y han funcionado para mí y para muchas de mis amigas, que la consideran como madre también. ☺
Hoy voy a comenzar hablando de una lección valiosísima:
Respeto
Parece banal, ya que todo el mundo sabe que el respeto es esencial en un matrimonio, pero, lamentablemente, la realidad es otra. Respeto es lo que más falta en los matrimonios hoy en día, principalmente por parte de las mujeres. Al mismo tiempo que el feminismo trajo muchas libertades y derechos, también nos trajo esa plaga.
Muchas mujeres quieren enfrentar a sus maridos. Exigen, gritan y están cada vez más agresivas. Piensan que para tener lo que quieren, deben descender a los niveles más bajos. Hacen lo que les viene en gana sin la más mínima consideración hacia lo que sus maridos opinan o piensan. Salen sin dar explicaciones. Son totalmente independientes de ellos y después se quejan de que sus maridos no participan en sus vidas. Pero, ¡por el amor de Dios!
Mi madre me enseñó que el respeto forma parte de mi papel de esposa. Si quiero que mi marido me cuide, debo dejarlo, a través de mi respeto, tener su papel de líder.
Puedes decir que tú quieres ser la líder, que ese asunto de que el hombre es el jefe de la casa es ridículo, y que si tú no mandas, nadie te va a mandar. Bueno, no estoy aquí para cambiar tu manera de ser, sino para mostrarte lo que a mí, y a todas las mujeres que conozco que están felizmente casadas, nos ha dado resultado.
Hay muchos maridos que se ausentan de la casa debido a la falta de respeto. Sus amigos, e incluso sus “amigas”, son capaces de hacerlos sentir mucho más dignos de ser hombres… después no te quejes.