Aunque técnicamente no es un tumor cerebral, se lo incluye en esta categoría porque puede comprimir o presionar el cerebro, los nervios y los vasos adyacentes. El meningioma es el tipo de tumor más común que se forma en la cabeza.
La mayoría de los meningiomas crecen muy lentamente, a menudo durante muchos años, sin provocar síntomas. Pero a veces, sus efectos sobre el tejido cerebral, los nervios o los vasos cercanos pueden causar una discapacidad grave.
Dado que la mayoría de los meningiomas crecen lentamente, a menudo sin signos y síntomas significativos, no siempre requieren un tratamiento inmediato y se pueden controlar a lo largo del tiempo.
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Los dolores de cabeza eran constantes y el diagnóstico que siempre me daban, era sinusitis. El medicamento recetado era apenas un analgésico. Eso cambió cuando los síntomas empeoraron y en tan solo un día sufrí tres convulsiones en la calle. El médico pidió una tomografía computarizada, y al principio, pensaron que tenía Alzheimer, pero luego concluyeron que era depresión, a pesar del tratamiento con antidepresivos, mi condición sólo empeoró.
Tuve convulsiones, no podía ver con el ojo izquierdo, tenía olvidos, incontinencia urinaria y no podía levantarme de la cama. Parecía que no saldría de esa situación.
El diagnóstico correcto.
Después de una caída que casi me mata, fui llevado a sala de emergencias; me realizaron una tomografía computarizada en el cráneo. La exploración mostró un meningioma del tamaño de una naranja. El médico recomendó una cirugía urgente.
El procedimiento era de alto riesgo y, si sobrevivía, podría quedar en estado vegetal. El médico advirtió: “Si decide no operarse, él morirá en su casa”.
A pesar de la confusión mental generada por el tumor, logré tomar la mano de mi esposa y ella oró por mí. Después de cuatro horas, la cirugía había terminado. El tumor fue extirpado y enviado para biopsia. El riesgo de que muriera dejó de existir, pero aún había tensión por posibles secuelas.
Permanecí en UCI para observación, pero fui dado de alta en menos de 24 horas; reconocía a las personas, hablaba normal, lo que sorprendió a los médicos. Entregamos nuestras vidas en las manos de Dios y Él nos honró. La biopsia mostró que el tumor era benigno y cada vez que volvíamos al médico se sorprendía de mi recuperación.
•• Nerianis Queiroz