En los momentos en los que pasamos por situaciones semejantes a las que vivimos en el pasado, el miedo intenta hacernos mirar hacia atrás. Existe naturalmente un temor de que las situaciones malas se repitan y que nuestro esfuerzo haya sido en vano. Cuando pasamos por el desierto, todo se intensifica. Los problemas se intensifican y debemos también intensificar las actitudes de fe y vigilancia, pues las palabras de derrota vienen de todos lados.
En todo momento, más especialmente en estas situaciones límite, en que nos sentimos solos en el desierto y el mal se disfraza de realidad, tenemos una elección muy difícil que hacer. De ella depende nuestra vida. O elegimos oír la voz de este mundo, la voz de las imposibilidades, la voz del miedo y la voz de las experiencias negativas del pasado, o elegimos oír la Voz que nos aconseja:
“No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que Yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.” Isaías 43:18-19
¡Eso es espectacular! Es tan fuerte que es preciso degustarla poco a poco, para guardarla bien firme dentro de nosotros y absorber todos los nutrientes de esta Palabra:
“No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas.” – El ser humano tiene tendencia a considerar las cosas pasadas para evaluar lo que está viviendo ahora. Si lo que sucedió fue negativo, esa tendencia puede crear un trauma que va a interferir en todas las elecciones de allí en adelante. Es natural que, delante de un problema que ya pasamos anteriormente, haya miedo de que el resultado negativo se repita. Sin embargo, Dios es bien claro: Todos los traumas, experiencias malas y situaciones adversas no deben ser tomados en cuenta. En realidad, es para no recordar las cosas pasadas y no tener en cuenta las antiguas. Entonces, no debemos apegarnos ni a las cosas buenas que sucedieron en el pasado, porque la fe mira hacia adelante y nunca se acomoda.
“He aquí que Yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz” – Olvide lo que pasó, el Espíritu Santo da una noticia fresca: ¡Él está haciendo cosa nueva! Y si Él dice que olvidemos las cosas pasadas, es porque lo que Él está haciendo es mucho, mucho mayor de lo que ya sucedió hasta ahora.
“He aquí que Yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis?” – Estaba saliendo a la luz, es decir, no estaba visible aún…entonces, ¿por qué Él pregunta si no la conocemos? ¡Él no pregunta si usted está sintiéndola! ¡Él pregunta si usted la conoce! ¿Cómo conocer lo que aún no salió a la luz? Solamente con los ojos de la fe. Fe que no tiene que ver con la religión, sino con la “certeza de las cosas que se esperan” y la “convicción de los hechos que no se ven”. Solo así es posible percibir lo que aún no existe físicamente, independientemente de lo que estamos oyendo, viendo o sintiendo.
“Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.”– Esa promesa me hizo saltar de alegría por dentro (yo saltaría por fuera también, si pudiese simplemente salir saltando por ahí) Inclusive en el desierto, tenemos la garantía de que no estaremos solos, ni moriremos o pasaremos necesidad. Por el contrario, Él promete un camino en el desierto, y ríos en la soledad. En el lugar más seco y solitario en el que podamos estar, Él promete estar con nosotros, darnos dirección y suplir nuestras necesidades. Un nuevo universo de posibilidades se extiende frente a nosotros. ¿Cómo podríamos no darnos cuenta?
Cuando los problemas vienen, muchos solo les prestan atención a ellos, se quedan dando vueltas en torno a las imposibilidades y tragando las palabras negativas que se ofrecen. Sin embargo, a partir del momento en el que entregamos nuestra vida a Dios, atravesamos la Puerta. Dejamos de vivir en el reino de la imposibilidades y pasamos a vivir en un reino en el que todo es posible, cuyo Rey es Creador. Él siempre está creando. Siempre haciendo cosa nueva. Y, sabiendo eso, esperamos las cosas maravillosas que Él, ciertamente, está creando. Así, es imposible no darse cuenta de que algo extraordinario está por suceder.
En el medio del desierto, en el medio de la tempestad, podemos agarrarnos de esta Palabra. Es un consejo y una promesa, pero yo tomo el consejo de Dios como una orden, pues no soy burra. Es como si Él dijese:
“olvida lo que pasó, ¡Yo estoy haciendo algo mucho mejor! ¿Cómo no lo viste? ¡Usa tu fe y mira aquí!”
Yo sé que siempre pasaremos por desiertos, sé que los problemas aparecen diariamente. Pero si mantenemos los ojos firmes en esta fe, ignorando el pasado y cualquier sugestión negativa, nunca dejaremos de percibir las cosas nuevas que Dios está haciendo. Eso renueva nuestras fuerzas y nos da una paz que nadie jamás logrará comprender. Pero ellos no necesitan comprender. Solamente espere. Enseguida va a salir a la luz y todo el mundo lo va a ver.
Vanessa Lampert