El que confía en su propio corazón es un necio, pero el que anda con sabiduría será librado”. Proverbios 28:26.
La razón de la caída de muchas personas no es otra sino la loca decisión de confiar en las opiniones que su corazón da sobre sí mismo.
Todos los problemas que hemos visto en medio de las personas que profesan la fe se originan en el hecho de que confían en sus emociones, en su fuerza, en su justicia, en sus propios consejos y sentimientos.
De ahí viene un amor desmedido a sus propias voluntades, el deseo de ser tratado mejor, de tener una posición más alta, de mirar apenas lo que le beneficiará.
Ahora, ¿creemos realmente en la Palabra que dice: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso”?, ¿no hemos visto más personas siendo necias que sabías? ¿Más personas perdidas que salvas? Dejemos que el propio testimonio de la vida hable por cada uno.
“SON TANTAS DECISIONES EQUIVOCADAS Y ELECCIONES PRECIPITADAS QUE LA PERSONA TOMA, QUE AL FINAL TERMINAN CON UN SUFRIMIENTO CAUSADO POR ELLA MISMA. ESO PRUEBA QUE LAS ACTITUDES NO FUERON FRUTO DEL CONSEJO DE DIOS, PUES, CUANDO LO OÍMOS, SOMOS GUIADOS SIEMPRE A LO QUE ES BUENO Y JUSTO”.
Entonces, en vez de continuar siguiendo al corazón y las necedades que éste sugiere, ¡opte mejor por experimentar la plenitud de la vida que es andar según la Palabra de Dios!
Quien obedece a la Palabra “… pero el que anda con sabiduría será librado”, en realidad se estará guardando del orgullo, de la auto confianza y de los devaneos que son la voluntad humana.
Quien anda en sabiduría es humilde y enteramente dependiente de la fuerza del Altísimo. Día tras día llena su corazón con:
“… todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable…”, como está escrito en el libro de Filipenses 4:8