Una mañana Néstor Amaro, de 74 años, despertó a su esposa, porque se sentía mal; percibiendo de que se trataba de una emergencia, ella pidió ayuda a su hija menor Juliana, ella relata lo sucedido: “tuvimos que llevar a mi papá al médico, pues él se sentía muy mareado”. En el hospital, le restaron importancia a su salud: “el médico dijo que no era grave, le colocaron un medicamento en la vena y regresamos a casa”, dice Juliana. Néstor no mejoraba “se le empezó a hinchar la boca, la lengua y se quejaba”, destaca su hija.
Irreversible
Néstor fue enviado a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), pues había sufrido un accidente cerebrovascular (ACV). “A mi padre lo ingresaron y luego ya no lo volvimos a ver. En la tarde del mismo día recibimos un informe médico y las palabras eran de resignación y muerte”, dice Juliana.
El médico indicó a la familia que su cuadro era irreversible, había una pérdida funcional del cerebro y la visión. “El lado izquierdo de su cuerpo no tenía movimiento. Por lo tanto, los médicos trataban de salvar el lado derecho, pero si en 72 horas no había progreso, podría morir”, agrega Juliana. La familia fue orientada a visitar la habitación donde estaba Néstor para que se despidieran. Él cuenta como fue su reacción: “Tenía un mal presentimiento; al ver llorar a mis hijas, no pude hablar, sólo lloré con la sensación de muerte”.
Para la Gloria de Dios
La familia ya frecuentaba la Iglesia Universal y sabían que la fe es capaz de cambiar cualquier diagnóstico. “Llamé a mi hermana y fuimos a la Iglesia, al llegar se estaba llevando a cabo la reunión de sanidad”, destaca Juliana.
Su esposa e hijas comenzaron a participar de las cadenas y propósitos por la sanidad completa de Néstor. “Participábamos los martes y domingos; él reaccionó y venció la palabra de muerte”, enfatiza Juliana.
Luego de nueve días de hospitalización, Néstor salió de la UCI. Había recuperado el movimiento que los médicos dijeron que no volvería a tener. “En muchos momentos pensé que era el final, pero creí en la Palabra de Dios. Hoy estoy aquí por Su misericordia y soy prueba de Su poder. ¡Es maravilloso!”