Crecí en un ambiente de peleas y decidí conocer el lado "bueno" de la vida. Fue cuando comencé a ser influenciada por mis amistades. Estaba entrando a la onda – era así como me decían. La puerta de entrada fueron las discotecas.
Era siempre una fiesta mejor que la otra. Segura de que estaba haciendo lo correcto, hasta que me ofrecieron marihuana. Al principio dije que no, creyendo que era fuerte para controlar mis deseos. Después de mucha insistencia, decidí probar. Después de la marihuana vinieron las demás drogas, mi deseo era ser como ellos. Cambié mi comportamiento y mi forma de vestir, volviéndome gótica. Y, como si todo eso no bastara, busqué más, me involucré en la homosexualidad. Llegué a estar con 20 chicas el mismo día. Pensaba que yo era lo máximo. Lo interesante era que pensaba que estaba en lo correcto, pero me engañé profundamente.
Como siempre, los “placeres” comenzaron a traer consecuencias traumáticas en mi vida. La primera fue la depresión, pues, cuando volvía de las fiestas, me encerraba en mi cuarto y, al encarar la realidad, enseguida se producía un profundo vacío. Eso era constante, ya que la relación con mis padres era cero. Comencé a robar dentro de mi casa para sustentar mis vicios. Me decepcioné varias veces con muchachas que me gustaban. Finalmente intenté suicidarme cortándome las venas.
En esa época, mi hermana frecuentaba la Universal, y, después de ese intento, una vez más ella se mostró dispuesta a invitarme. Después de muchos "no", decidí decirle que sí. Al llegar, fui de inmediato recibida por una joven que me habló sobre todos los detalles de las cadenas y actividades que la Iglesia desarrollaba.
Hoy estoy libre de los vicios, de la depresión y de las malas amistades (este fue mi mayor sacrificio).
Amo a mi familia y vivo una vida verdaderamente feliz. Tengo orgullo de formar parte del cuerpo de obreros, ayudando a tantos que llegan a la Universal así como yo llegué.
Doy gracias a Dios por haber encontrado la Iglesia Universal porque fue por aquí que entré cuando pensaba que sólo la muerte era mi solución. Y cuando aprendí a usar esta fe inteligente que me salvé.