Existen hechos que marcan para siempre nuestra historia, convirtiéndonos en personas diferentes a las que éramos antes. Es tal y como sucede cuando decidimos poner a Dios en primer lugar en nuestra vida. Así como cuando comenzamos a servirle y recibimos el Espíritu Santo.
Ahí está una diferencia entre dos tipos de personas que existen en el mundo: las que sirven a Dios y las que se sirven a sí mismas. El propio Altísimo quiere revelar esa distinción cuando dice:
«Entonces volveréis a distinguir entre el justo y el impío, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.» (Malaquías 3:18).
Con base en lo anterior, se ve que esta diferencia no es entre quien asiste y no asiste a la iglesia; o entre los que tienen y los que no tienen una religión. Es entre quien sirve y aquel que no sirve a Dios. Entonces, ¿sería posible que alguien que fue tocado por el Señor Jesús, que recibió Su Espíritu, no vea ninguna diferencia en su vida?
Santa Cena de la Diferencia
Cuando comemos del cuerpo del Señor Jesús y bebemos de Su sangre, no solo somos tocados, sino que nos convertimos en uno solo con Él. Por lo tanto, este domingo 12 de diciembre, junto con la Hoguera Santa de la Diferencia en el Templo de Salomón, se llevará a cabo la Santa Cena de la Diferencia.
Participe este domingo 12 de diciembre de la Santa Cena de la Diferencia, a las 6h, 7h30, 9h30, 12h, 15h y 17h en el Templo de la fe: Av. de Las Américas 305 al Norte de Guayaquil y en todas las Iglesias Universal del país (Consulte aquí la más cercana a su domicilio).