En la era del emprendimiento y la innovación, a menudo nos encontramos buscando “la Gran Idea”, aquella que revolucionará, sin embargo, la realidad nos demuestra que no siempre es así. Las ideas que tuvieron un gran impacto y se convirtieron en gran éxito, generalmente comenzaron de forma humilde, casi solitaria y con mucha esperanza. Por ejemplo, Uber no pretendía transformar la industria del transporte en todo el mundo. Su idea era simplemente facilitar el proceso de pedir un taxi. Con el tiempo, esa idea modesta evolucionó. Es importante entender que no existe “la Gran Idea” como tal, pero sí, pequeñas ideas que, con el tiempo y el esfuerzo adecuado, pueden llegar a tener un impacto significativo. La clave está en la ejecución, la interacción constante y la capacidad de adaptarse a medida que la idea madura y se enfrenta a la realidad del mercado.
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Económicamente, no había progreso, vivíamos arrendando. Toda esta situación nos llevó a pensar en la separación. Nuestra vida era una vergüenza en cada aspecto; no lograba darle a mi familia la vida que siempre soñé. Pero todo cambió cuando empezamos a participar en las reuniones de fe en la Iglesia Universal. Dios nos dio paz y unión familiar y a través de la perseverancia conquisté una línea de productos de comidas rápidas, así como carros y la casa de nuestros sueños. Las ideas que Dios nos da siempre funcionan.
JULIO Y GLADIS MONICO