«A los 18 años ya consumía alcohol, drogas y cigarro. Después me casé, pero incluso teniendo 2 hijos seguía bebiendo, ni siquiera atendía las necesidades de mi hogar y agredía a mi esposa. Un día vomité sangre; el especialista dijo que tenía diabetes y cirrosis. Pero volví al vicio; mi esposa se hartó de mí y me pidió el divorcio.
Mi cuerpo se secó; una vez me corté y se me estaba pudriendo el dedo. Aun así, pensaba que no necesitaba al Señor, hasta que toqué fondo y fui a la Universal. Nunca me juzgaron, al contrario, me enseñaron la Palabra de Dios y obedeciéndola se me quitaron las ganas de tomar; cuando me negaba a beber me ofendían, pero Él me daba fuerzas para continuar.
Comencé a ayudar a mi esposa con los quehaceres y me gané su confianza y la de mis hijos. Mi mentalidad cambió y siguiendo la orientación de Dios conquistamos 2 negocios, una casa y 2 terrenos, pero lo mejor fue recibir Su Espíritu en mi interior, pues me curó del vicio y las enfermedades.
No es vida emborracharse con malas amistades y maltratar a la mujer que da su todo por tus hijos. En cambio, la presencia de Dios es más que suficiente para darte plenitud.» -José Mendoza
Cura de los vicios
Esta reunión es especial para cualquier persona que esté atravesando un problema de adicciones: alcohol, cigarro, pornografía, juegos de azar, internet, videojuegos, compras compulsivas, trastornos alimenticios, etc.
Pero también este método es para un familiar o amigo dispuesto a extenderle la mano a un ser querido para que sea libre de su adicción.
Te invitamos a que participes en la Cura de los Vicios los domingos a las 3 p. m. en el Templo de los Milagros, Av. Americas #305 Norte de Guayaquil. O solicita más información en nuestra agenda de direcciones.
(*) La Iglesia Universal aclara que todos los conceptos emitidos en este sitio web, así como la programación de radio y de televisión, son cuestiones de fe, en modo alguno deben ser interpretados como elementos con atribuciones terapéuticas, en demérito de la medicina, ni de quienes la practican. NO DEJES DE CONSULTAR A TU MÉDICO