Tener mentalidad de excelencia significa decidir ser el mejor y hacer lo que es necesario para honrar esa decisión.
O sea que la excelencia es algo intencional. No nace con usted, pero tampoco es algo que está fuera de su alcance. Usted puede optar por ella o no, la elección es suya. Porque lograr ser el mejor no es cuestión de suerte, sino que es una conquista adquirida de forma intencional, a través de la inversión.
Si usted realmente está decidido a ser el mejor, su nueva mentalidad excelente comenzará a producir pensamientos como «yo puedo», «todo lo que haga saldrá bien» y «hoy debo ser mejor que ayer». Entonces, usted desarrollará todas las características necesarias para que Dios pueda usarlo para cosas grandes. Usted será: el, honesto, detallista, enfocado, determinado, positivo, entusiasta, creativo, buen oyente, digno de confianza, perseverante, humilde.
Así como los pensamientos excelentes darán origen a esas cualidades excelentes, a partir de ellas surgirán las acciones excelentes. Usted será capaz de: tomar la iniciativa, tener visión amplia, terminar lo que comenzó, hacer más de lo que le es pedido, buscar perfeccionarse y actualizarse, no desperdiciar su tiempo.
Vemos claramente esas cualidades y actitudes en los héroes de la fe. José fue uno de ellos. Incluso siendo esclavo, prosperó en la casa de su señor Potifar, que todo confió en sus manos (Vea en Génesis 39: 1-6). El espíritu excelente de José lo hizo alcanzar resultados más allá de las expectativas que tenían en relación a su condición, y eso transmitía paz, seguridad y confianza a Potifar. José mostró que es posible ser excelente en situaciones completamente desfavorables.