Cuando el Señor Jesús habla con aquellos que tienen oídos, Él está, en realidad, llamando la atención para un factor muy común: que hay quien no tiene oídos, es decir, hay quien no quiere oír, y de todo lo que oye, argumenta en contra de todo en su interior… Estas personas son aquellas a las que no les gusta, se resisten y hasta hablan mal de la meditación.
¿Conoce a alguien así? Ore por esa persona… es todo lo que podemos hacer al respecto.