Vidas transformadas, es el resultado de la reunión que se lleva a cabo cada domingo en todas las Iglesias Universal del país, en la que la Palabra de Dios ha sido la pauta para que los asistentes aprendan que ésta genera vida y sacia al que está sediento de tener una vida completa y distinta a la que han llevado por largos años, una vida llena de sin sabores y problemas.
El señor Wagner Arreaga relata a continuación cómo era su vida y como está después de hacer uso de su fe.
“Tuve una decepción amorosa, eso me llevó a buscar refugio en el alcohol, me involucré con malas amistades, pasé a frecuentar bares, discotecas y burdeles para amenizar el dolor en la vida sentimental. Todos los fines de semana iba a gastar mi dinero en esos lugares. Me sentía vacío, triste, y por más que intentaba encontrar la felicidad realizando las actividades antes mencionadas, conseguía el efecto contrario. Empecé a sentirme depresivo; me diagnosticaron gastritis me mandaron a tomar cinco medicamentos por día.
Estuve dos años así, hasta que un día una persona me invitó a la Iglesia Universal, me dijeron que ahí mi vida cambiaría. Pasé a frecuentar las reuniones, mi mente se fue abriendo, fui entendiendo lo que Dios quería para mí; la angustia, la desesperación y la depresión desaparecieron, al igual que la tristeza por aquella decepción amorosa.
Fui curado de la gastritis, nuevos exámenes lo constataron.
Decidí que debía dar un paso importante, entregué mi vida por completo en el Altar de Dios y pasé a obedecer Su Palabra, me bauticé en las aguas, en ese momento murieron en mí todos aquellos deseos por tomar, ir a burdeles y discotecas. Poco tiempo después recibí el Espíritu Santo y con Él adquirí paz, alegría, fe genuina y el vacío fue llenado. El Espíritu Santo me completó, además Él me dio una familia, me casé con una mujer que tiene mis mismos objetivos, tenemos una hija y económicamente alcancé la estabilidad financiera.”