La valentía no va de la mano con la sabiduría en los momentos de mayor exaltación.
Mientras que la valentía es una cosa de “macho”, la Biblia define a la prudencia como una cosa de hombres:
“El necio al punto da a conocer su ira; Mas el que no hace caso de la injuria es prudente.” Proverbios 12:16
Para muchos, las mínimas discrepancias son motivo de pelea (escuchar un bocinazo en el tráfico, ver la camiseta del equipo de fútbol contrario), etc.
El mundo está lleno de hombres por ahí diciendo ser una “persona de paz”, pero dispuestos a arreglar cualquier desacuerdo con los puños.
Sin embargo, las consecuencias de esto son malas. Siempre vemos noticias de peleas que terminaron en muerte. Y aun cuando la pelea física no se da, la simple discusión ya genera estrés y ansiedad, lo que afecta a la persona mental, física y espiritual.
Seamos honestos; a veces, existe ese deseo de “ponerle la mano encima” a alguien que comete grandes ofensas o faltas de respeto, pero las Escrituras recomiendan:
“… Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios”. Santiago 1: 19-20
Ser llamado “débil” o algo similar se mete con el orgullo masculino, pero quien es cristiano, no le importa y sigue los preceptos del Mesías contra la violencia, aunque genere críticas. El hombre inteligente que tiene el equilibrio del Espíritu Santo no actúa violentamente, sin importar la razón.