… El más perseguido, el más calumniado, el más pobre de todos, de gracias a Dios por eso, porque Él escoge justamente a estos para hacerlos grandes.
“Y los tres hijos mayores de Isaí habían ido para seguir a Saúl a la guerra. Y los nombres de sus tres hijos que habían ido a la guerra eran: Eliab el primogénito, el segundo Abinadab, y el tercero Sama; y David era el menor. Siguieron, pues, los tres mayores a Saúl”. 1 Samuel 17: 13-14
Ponga mucha atención en estos versículos y note algo importante, los hermanos de David seguían al rey, pero David seguía a Dios, eso hace la gran diferencia; quien sigue a hombres no llegará lejos, pero quien sigue a Dios será exaltado por Él, y eso era justamente lo que David hacía desde que era apenas un pastor de ovejas, una profesión que en aquella época era considerada insignificante, sin embargo, fue justamente eso lo que llamó la atención de Dios, por eso lo escogió.
Dios no rechaza a nadie, al contrario, encuentra a personas que piensan que no son nada, que no tienen remedio o solución y las escoge para tornarlas vencedoras.
¿Quién quiere ser el más pequeño? Nadie, pues todos quieren ser el mejor.
Nadie quiere ser el más pequeño de la clase, el más débil, el más pobre del barrio, el más problemático de la familia, el menos capaz, el menos atractivo, el más aburrido… Todos quieren ser fuertes, ricos, admirados, inteligentes, hermosos, etc.
En el mundo, el más pequeño es despreciado; nadie lo quiere, pero Dios trabaja con todo tipo de personas, especialmente con los rechazados, considerados débiles e inútiles, Él las encuentra, las escoge, las toca, las cambia y las usa, como dejó afirmado en Su Palabra.
“Sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia.” 1 Corintios 1: 27-29
Dios ha visto su tristeza, dolor y sufrimiento por eso le escogió trayendo a usted este mensaje.
El propio padre y los hermanos de David no creían en él. Pero David creyó en Dios, ¡y Dios creyó en él! ¡Eso es suficiente! Por eso, no importan sus circunstancias, ni lo que piensen o digan de usted, sí todos, incluso su familia, pueden abandonarlo… por eso, ¡Aférrese a Dios, haga un pacto con Él de verdad y ÉL LE EXALTARÁ!
“Por tanto, ahora dirás a mi siervo David: Así ha dicho El Señor de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo Israel” 1 Crónicas 17: 7
No somos nosotros que elegimos a Dios, pero Él nos escoge para transformar nuestras vidas.