Mi vida se transformó en un infierno cuando conocí el mundo de los vicios.
Lo primero que hacía todas las mañanas, era drogarme.
Trabajaba sólo para los vicios, aunque hacía de “todo” para alejarme de ellos, mi vida no cambiaba. Además sufría con depresión, ansiedad e insomnio.
Todos estos problemas me llevaron a pensar que la única solución era el suicidio; por eso, prefería estar todo el día bajo la influencia de las drogas que enfrentar mi horrible realidad. De esta manera me encontraba cuando descubrí que no estaba solo en este camino porque habían personas que como yo, habían logrado vencer todo este infierno a través del uso de la fe.
Practicando todo lo que me enseñaban y poniendo en acción mi fe, fue como por fin logré ver los resultados positivos que siempre anhelaba ver en mi vida. Hoy estoy libre de todo vicio, vencí la depresión, la ansiedad, el insomnio y los deseos de suicidio. En la Iglesia Universal, fue donde encontré la llave para mi felicidad y para un futuro prometedor.
•• Martin Cervantes.