«A los 14 años, tomé un desarmador y estuve a punto de clavármelo en el corazón. Una idea pasaba por mi mente: “matándote ya no habrá sufrimiento”. Pero en medio de esos pensamientos, surgió otro: “para Dios sí eres importante”.
Fue la única vez que intenté quitarme la vida, pero por años había acumulado tristeza, decepciones y rencor hacia mi mamá. Me comparaba con otras chicas, me sentía fea y buscaba parecerme a ellas. También enfrentaba tormentos espirituales: oía ruidos extraños, tenía pesadillas e insomnio y sentía una presencia mirándome. Nadie sabía lo que me pasaba.
Conocía la Universal desde niña, pero éramos inconstantes. En mi adolescencia, comencé a ir con mi mamá y, a medida que participaba en las reuniones, los tormentos cesaron y la tristeza desapareció. Sin embargo, entendí que no bastaba con sentirme mejor: necesitaba conocer al Espíritu Santo para no volver atrás.
Me entregué por completo a esa búsqueda: Dios me mostró qué amistades no me convenían y me ayudó a perdonar. Ahora, con Su Espíritu en mí, ya no pienso en morir; mis pensamientos son de paz y, aunque enfrente luchas, sé que Él está conmigo.
Si estás leyendo esto, quiero que sepas que hay esperanza, aunque creas que no la mereces. Recuerda que Jesús está dispuesto a darte la paz y la felicidad que has estado buscando.» -Andrea García
Aprovecha esta invitación
No te pierdas esta reunión especial. Todos los miércoles, fortalece su alma y su espíritu con el banquete espiritual que tendremos este día, pues sin duda, al usar su fe, saldrás lleno de la presencia de Dios.
Le esperamos especialmente a las 7 p. m., en Av. America #305 Norte de Guayaquil. O en la Iglesia Universal más cercana.