Crecí en un hogar disfuncional. Por esa causa, desde los 13 años empecé a tener mucho odio en contra de mis padres, lo cual provocó que terminara hundiéndome en una profunda depresión y ansiedad. Mi tormento terminó cuando fui invitado a participar en la iglesia Universal, aquí comprendí que todo era causado por un mal espiritual; perseverando, aprendí a usar mi fe para poder vencer los traumas de mi infancia. Lo mejor de todo fue cuando escuché sobre el poder del Espíritu Santo. Entonces comprendí que necesitaba de Su presencia para poder obtener el gozo, la paz y la alegría que siempre quise tener.
__
Los problemas iniciaron desde que mi esposo conoció el vicio del alcohol; por causa de aquello el dinero no nos alcanzaba. No había día que no discutiéramos por la misma razón. El tiempo pasó y lo único que provocó fue que cayera en depresión. Un día mientras miraba la televisión, vi la programación de la Iglesia, fue ahí donde tomé la decisión de participar; entonces entendí que lo que necesitaba era liberarme de todo este mal. Hoy estoy libre de la depresión y mi relación con mi esposo se restauró porque él venció el vicio del alcohol.