A pesar de tener un buen trabajo, gastaba el dinero con otras mujeres y con vicios. Un día me involucré en un robo y fui detenido. Mi mamá ya asistía a la Iglesia y me invitaba, pero no estaba interesado en ir, así que convenció a mi esposa y ella comenzó a luchar por mí.
Mi mamá y mi esposa sacrificaron por mí en una Campaña de Israel para que yo saliera en libertad y así sucedió.
Cuando salí, “fui a beber con mis amigos para celebrar”. Tiempo después mi esposa volvió a invitarme y no pude negarme, no estaba firme, pero iba a la Iglesia continuamente, hasta que un día entendí que todo lo que me hacía falta era entregarme de verdad a Dios y recibir el Espíritu Santo y lo demás sería añadido.
Dejé los vicios, hice una alianza con Dios, pasé a respetar a mi esposa y darle prioridad al Espíritu Santo. Desde el día que Lo recibí, no fui más la misma persona. Dios me dio paz, alegría y un espíritu de vencedor, junto a mi esposa a través de la fe, hemos conquistado maquinarias, camiones, carros, casa, etc., sin embargo, mi mayor conquista es conocer al Dios vivo.
•• Wellington y Leydi