Las palabras pueden doler y las acciones de las personas pueden lastimarnos aún más.
Cuando uno está herido, nuestro primer instinto es devolver el ataque; especialmente cuando estamos en una relación sentimental, porque esa persona es la más cercana a nosotros en ese momento y pensamos que todo lo que hace es un ataque personal. Pero lo que mucha gente no ve es que, en lugar de luchar contra la otra persona, debemos luchar juntos para vencer el problema.
Si muchos retrocedieran un poco, respiraran y pensaran antes de hablar, se podrían salvar varias relaciones.
El problema es que la gente, hoy en día se dan por vencidas fácilmente y optan por la salida más cómoda que es terminar la relación. Ellos arman que es porque «se están poniendo a sí mismos en primer lugar», pero en realidad es porque se dieron por vencidos, y algunos ni siquiera se esforzaron un poco por solucionar el problema.
El verdadero enemigo no es la otra persona; como humanos, tendemos a ser egoístas y pensamos en lo que NOSOTROS queremos y lo que NOSOTROS necesitamos, pero no nos damos cuenta de que frente a nosotros también hay otro ser humano con diferentes sentimientos y pensamientos propios y que también pueden estar heridos y perdidos.
Es importante tener en cuenta quién es el verdadero enemigo, existen espíritus malignos que trabajan arduamente para causar la desunión a nuestras familias y relaciones con el n de destruir nuestras vidas.
No lograba encontrar el verdadero amor y eso me frustraba
Todo en mi vida marchaba mal, sufría de ansiedad, nerviosismo y no lograba dormir por las noches. Por otra parte, buscaba en varios lugares la felicidad que anhelaba sentir dentro de mi corazón, pero al final del día todo seguía igual. El tiempo pasó y me convertí en una persona impulsiva y agresiva. Además, mi vida sentimental era otro fracaso, ya que no lograba encontrar a esa persona que me completara y me fuera el.
Estos tormentos terminaron cuando comencé a participar en la Iglesia Universal, asistiendo y perseverando en las reuniones, comprendí que lo que necesitaba para ver lo Sobrenatural en mi vida era manifestar mi fe. Desde ese momento comprendí que la fe puede mover cualquier montaña, entonces me propuse luchar por todos mis sueños. Por tanto, luché por mi liberación espiritual y mi felicidad en el amor.
Hoy no solamente estoy liberada de todos los problemas espirituales, sino que he encontrado al amor de mi vida. Estoy felizmente casada con un hombre que me es él y es el a Dios. Ahora, que somos un equipo, hemos logrado tener la bendición financiera y hemos conquistado nuestro propio negocio.
Nataly Gonsalez, junto a su esposo.