Ya que el diablo no nos puede tocar, ¿dónde trabaja entonces?
R: En nuestras debilidades.
Él sabe que ya no puede tocarnos más, pues estamos liberados, pero no por eso desiste de nosotros; él intenta destruirnos por medio de nuestras debilidades.
Él conoce muy bien nuestras debilidades. Si su debilidad es:
Los malos ojos, él va a trabajar ahí;
La indefinición, él va a trabajar ahí;
El hablar palabras de derrota, él va a trabajar ahí;
El sexo, él va a trabajar ahí;
El orgullo, él va a trabajar ahí;
El ser hipersensible, él va a crear situaciones.
De esta forma los demonios lograron tocar y destruir a los que un día fueron liberados, pero que no fueron fortalecidos por el Espíritu Santo, porque ignoraron sus debilidades.
Vea si no es verdad.
Y Dios, ¿dónde trabaja?
R: También en nuestras debilidades, pero para fortalecernos, por eso está escrito que el Poder de Dios se perfecciona en la debilidad.
Él conoce muy bien nuestras debilidades y Se nos Revela para que Lo busquemos sedientos:
Si su debilidad son los malos ojos, Él va a trabajar para que tenga buenos ojos;
Si su debilidad es la indefinición, Él va a trabajar para que sea definido;
Si su debilidad es hablar palabras de derrota, Él va a trabajar para que profese palabras de vida, de victoria y de superación;
Si su debilidad es el sexo, Él va a trabajar para que sea puro y un día se case y tenga Su bendición para disfrutar del sexo en santo matrimonio;
Si su debilidad es el orgullo, Él va a trabajar para que sea humilde;
Si su debilidad es ser hipersensible, Él va a trabajar para que sea racional, fervoroso.
De esta forma el Espíritu Santo transformó y fortaleció a los sinceros y humildes, que Lo buscaron con fervor y sed en el Ayuno de Daniel. Estos no ignoraron sus debilidades, sino que permitieron que el Espíritu Santo los fortaleciera.
Tanto Dios como el diablo trabajan en nuestras debilidades.
Quien tiene autoridad de darle libertad tanto a Uno como a otro es el propio individuo.
Y me ha dicho: Bástate Mi Gracia (Espíritu Santo), porque el Poder (Recibimiento del Espíritu Santo) se perfecciona en la debilidad. 2 Corintios 12:9