Las palabras amables son un panal de miel; endulzan el alma y sanan el cuerpo” (Proverbios 16:24) “Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno” (Colosenses 4:6)
Si queremos cultivar el amor debemos tener cuidado con lo que hablamos y con nuestras expresiones corporales (que es el lenguaje de nuestro cuerpo).
Cuando un adulto habla con un niño, cambia su tono de voz y su expresión corporal, hasta cuando juega con la mascota de casa cambia su tono de voz y su expresión corporal, pero cuando es con la persona amada es seco (a), habla sin amor y con su mirada, su tono de voz, con su lenguaje corporal, con su mala cara, muestra que no es feliz, pero no es culpa de su pareja, porque no depende de ella o el su felicidad, depende de su relación con Dios y consigo mismo, si usted no es feliz es porque por dentro es infeliz.
La forma como trata a los demás es un reflejo de cómo se ve a si mismo, sienta lo que sienta decida vivir una vida dulce y nunca amarga.
Una persona amarga siente celos del compañero de trabajo, celos de la ex pareja de su actual compromiso, entienda si decidió estar con usted es porque lo(a) ama.
Usted necesita dar amor a los suyos porque de odio y dolor el mundo ya está lleno.
¿Qué hacer cuando una persona es difícil?
No le responda con las mismas palabras o tono de voz, por ejemplo, muchas veces hay personas que ya saben como provocarnos, no caiga en esas provocaciones.
Dos no chocan si uno no quiere. La primera pareja humana ya empezó a echarse la culpa por haber desobedecido a Dios. No entre en desesperación, los seres humanos tenemos nuestra propia opinión, si usted ve, que la plática ya está llegando a un tono fuerte, desenchúfese en ese momento.
Ceder es, flexibilizar la reacción, mejor me cayo por un momento. Conceder es: tú tienes siempre la razón.
Una reunión para resolver y prevenir
dificultades en el área sentimental
JUEVES
7H, 10H, 12H, 15H, 19H
“Estuvimos al borde de la separación”
Dentro de mi hogar estaba atravesando por muchos problemas en mi matrimonio, las peleas con mi esposa eran constantes, no había ningún día en el cual pudiéramos conversar y llegar a un acuerdo porque todas las conversaciones terminaban en discusiones.
No la valoraba y no nos comprendíamos aquello hizo que nuestra relación se vaya gastando al punto en el que pensamos que era mejor separarnos, pero en ese preciso momento encontramos una salida para aquel problema porque mi esposa escuchó la programación de la radio; donde mostraban testimonios de personas que habían pasado por lo mismo que nosotros y pudieron reconstruir su hogar, sin pensarlo dos veces decidimos ir y empezamos a participar de las charlas de la Terapia del Amor, donde aprendimos sobre el amor inteligente, pusimos en práctica lo que aprendíamos y de a poco empezamos a resolver los problemas entre ambos, hasta que sin darnos cuenta las peleas, cesaron empezamos a querernos y respetarnos.
Hoy en nuestro hogar tenemos paz y armonía, gracias a Dios todo fue transformado, somos muy felices.