|Estadísticas|
El 12,65% de estudiantes, entre 12 y 17 años, consumió sustancias prohibidas durante 2015 en Ecuador, de acuerdo con la “Encuesta sobre uso y consumo de drogas ilícitas en estudiantes de enseñanza media”, elaborada en 2016 por la Secretaría Técnica de Drogas (Seted).
El estudio “Niñez y Adolescencia desde la Intergeneracionalidad – Ecuador 2016”, publicado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), reveló que el 48% de los adolescentes afirmó, que hay drogas en los alrededores de los centros educativos.
Eso significa que, por lo menos uno de cada 10 adolescentes ecuatorianos, ha consumido drogas.
Ese resultado se obtuvo tras un estudio realizado, a través de entrevistas personales con 30.000 jóvenes. Los resultados no quedan ahí, el 39 % de los entrevistados respondió que ha probado más de una droga.
El uso y/o abuso del cigarrillo, alcohol o drogas ilegales como la marihuana, la cocaína, la pasta base y heroína, entre los adolescentes enciende una alerta y preocupación social. Esta es una conducta que está siendo cada vez más frecuente en la población adolescente, sobre todo en asociación a otras conductas de riesgo, tales como: violencia, deserción escolar, entre otras.
Está claro que esas características en este periodo evolutivo -la adolecencia-, pueden facilitar a patrones de consumo en la línea de la dependencia o adicción, hacia la vida adulta. La adolescencia un período de vulnerabilidad donde el vició se vuelve ladrón de talentos y destructor de sueños, haciendo que la persona pierda todo, incluso la confianza de sus seres queridos, el autoestima y sobre todo la identidad.
Ante esta situación las familias buscan diversas alternativas, intentando encontrar alguna solución siendo en muchos casos inútil, y es ahí donde viene el sentimiento de impotencia ¿Por qué nada funciona? La verdad es que muchos luchan sin saber qué es realmente el vicio; más que una enfermedad es un problema estrictamente espiritual, que genera una fuerte obsesión y a la vez, pasa a dominar la mente del adicto.
Por eso no se conforme con la idea difundida por los tratamientos, de que el vicio no tiene cura y que usted tendrá que convivir con su familiar adicto por el resto de la vida. ¡Eso no es verdad! Sólo sirve para desanimar a la familia de luchar por el dependiente.
Las drogas se habían llevado mis sueños y proyectos de vida
Viví con las drogas durante 18 años, a los 12 me involucré en ese mundo. Mis amigos me decían ‘con sólo una inhalada te olvidarás de tus problemas’; consumía marihuana, pastillas y alcohol.
Como no estudiaba me mandaron a trabajar. Laboraba doble turno y me drogaba para aguantar tantas horas de trabajo.
Estaba embarazada y a pesar de esto consumía drogas y bebía en exceso. Una madrugada sentí un fuerte dolor en mi vientre, hice fuerza y de repente nació mi hijo pero muerto.
Me di cuenta que estaba sola, porque los días que estuve internada sólo fueron tres personas a verme.
Sin ninguna perspectiva de vida, sueños, proyectos o meta llegué al Tratamiento para la Cura de los Vicios, aquí me di cuenta que mi adicción iba más allá de lo que yo pensaba, perseverando y luchando pude alcanzar la cura total. Hoy ya no tengo esos deseos de querer drogarme, tengo paz, además retomé mis estudios y tengo mi propio salón de belleza, ¡gracias a Dios! (Sra. Marisel)
El Tratamiento para la Cura de los Vicios, ha probado que los vicios tienen cura. ¡Ya son miles las personas curadas definitivamente!
Lo que la familia necesita hacer es venir al Tratamiento, creer, perseverar y obedecer. Así, tendrá de vuelta a su familiar transformado. No deje de participar todos los domingos a las 3 de la tarde. En la Av. de Las Américas 305, norte de Guayaquil.