El arquitecto tiene la visión de toda la construcción. El ingeniero eléctrico apenas se enfoca en las necesidades eléctricas del edificio. El médico tiene la visión de toda la cirugía. El anestesiólogo se enfoca en hacer que el paciente no sienta dolor. El director de cine ve en su mente la película entera. El doble se enfoca apenas en la escena en la que saltará de un puente y caerá sobre un tren en movimiento.
Todos necesitamos de visión y enfoque. Uno no es nada sin el otro.
Si no tiene visión general de donde quiere llegar, de lo que está intentando realizar, sus esfuerzos son dispersos y sin propósito.
Se tiene visión, pero no tiene enfoque, nunca conseguirá alcanzar su visión.
Visión es la habilidad de verlo todo, el producto final, como serán las cosas después de que todo haya sido hecho.
Enfoque es la habilidad de concentrar sus energías en lo que tiene que hacer ahora, y a cada momento, para llegar al producto final.
Para tener visión, piense en el resultado nal. Para tener enfoque, piense en la actividad más fructífera en la que puede ocuparse ahora y que le llevará más cerca del resultado final.
Su éxito dependerá de una visión clara y de un enfoque bien fijo.
¿Cuán clara es su visión? ¿Cuán nítido ha sido su enfoque?.
“Mi vida era un completo fracaso…”
“Tenía un matrimonio aparentemente bueno, económicamente no me hacía falta nada. Después me enteré que mi esposo me engañaba; me deprimí. A partir de ese momento comencé a ingerir alcohol, deseaba vengarme; sin embargo, el momento más amargo de mi vida fue cuando me enteré que él se había suicidado.
Sentí que iba a perder la razón, porque todos me culpaban por su muerte. Pasado el tiempo perdí la casa y los negocios. No tenía donde vivir y comencé a quedarme donde me aceptaran, incluso, llegué a vivir en un garaje. En la desesperación por salir de la vida que estaba llevando, comencé a visitar centros de brujería, pero todo fue de mal a peor. Llegué a pensar que lo mejor era el suicidio.
Todo cambió cuando conocí la Iglesia Universal y pasé a asistir al Congreso para el Congreso. Participé y sentí que un gran peso salió de mí, sentí una paz interior.
La depresión y el deseo de morir salió. Decidí hacer una Prueba con Dios y Él me respondió. Mi visión cambió y me enfoqué en mis objetivos.
Poco tiempo después toda mi vida dio un giro de ciento ochenta grados. Me casé de nuevo y junto a mi esposo realizamos el sueño de tener nuestro negocio propio, que prospera día a día.”
•• Sra. Yesenia Brizuela