“Está noche Dios hará maravillas en la vida de los que se encuentran aquí por la fe”, con está frase el obispo Agnaldo Silva dio inició a la conferencia ofrecida el pasado 7 de mayo en la Sede Nacional, Av. de las Américas 305, norte de Guayaquil.
Miles de personas enfrentándose al torrencial que descendió esa noche, desde las 5 de la tarde hasta las 10 de la noche, salieron de sus hogares para poder participar de la reunión. Al inicio de la charla se realizaron oraciones de sanidad y por la familia.
“Usted recibe paz en la iglesia; entonces debe transmitir esa paz con su familia, usted recibe alegría de parte de Dios; entonces debe ser la persona más alegre y feliz en su hogar, usted recibe paciencia, comprensión y cariño en la casa de Dios; entonces usted debe transmitir todas esas cosas buenas a los miembros de su familia y así usted va a poder ver la obra de Dios siendo manifestada en ellos”, explicó a los presentes.
El obispo no estaba esa noche sólo para hacer una reunión más, él se encontraba en el país para llevar al pueblo a reflexionar acerca de cuanto Dios desea verlas felices. Por eso indicó: “La profecía no miente, es verdadera. Y por eso cuando los pastores decimos que Dios va a restaurar su vida, transformar su familia y cambiar sus tristezas y penurias en alegrías, así sucederá si usted cree; el problema es la duda, la falta fe” acotó.
En la oportunidad, aquella noche, sobre Altar de la Sede Nacional, 5 pastores recibieron la consagración de sus ministerior, el obispo habló acerca del trabajo que los pastores realizan y del sacrificio que ellos mismos se vuelven por la noble causa de salvar almas, enseguida derramó el Aceite Santo sobre ellos como símbolo de la aprobación de sus ministerios. Esa noche fue muy especial para todo aquel que se encontraba presente, padres, hijos, jóvenes, ancianos y niños salieron felices de la reunión, con la certeza de las bendiciones que habían recibido aquella noche por la fe.