Mi sueño era tener un carro cero kilómetros y automático, no tenía ninguna posibilidad para poder comprarlo, pero participando de los propósitos de la reunión de los Casos Imposibles, y usando mi fe, Dios me dio las condiciones para adquirirlo, e incluso fui al concesionario sin ninguna condición, entré en el carro y determiné que por la fe aquel vehículo seria mío, y el Señor me respondió. Estoy segura de que todo fue obra de Dios y gracias a Él mi sueño se hizo realidad.
•• Cristina Vincent