Conoce las diferencias…
El miedo es una emoción que nos pone en alerta tras una amenaza, ya sea real o imaginaria. Sin embargo, cuando el miedo es constante y duradero, ya no funciona a nuestro favor y puede ser causa de trastornos de ansiedad, fobias y trastornos de pánico, explican los expertos.
Cuando sentimos miedo activamos reacciones fisiológicas del organismo como aumento del ritmo cardiaco, dificultad para respirar y sudoración. Pero las personas que sufren ansiedad presentan estos signos por un tiempo prolongado.
«Si la reacción supera cierto umbral o grado, se genera un ataque de pánico», explica Júlia Pascual, psicóloga y docente. Este último ocasiona el descontrol de las reacciones físicas del cuerpo, pues hay percepción del peligro; aunque la persona trata de controlarlas, no lo consigue.
Por otra parte, la angustia es un estado de malestar en el que se genera una expectativa negativa respecto a los eventos del futuro. La experta señala que se trata de una sensación de impotencia que vuelve más trágica la expectativa y vuelve a la persona más propensa a sufrir cuadros depresivos.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (OMS), la COVID-19 vino a generar un aumento del 25 % en la prevalencia de este tipo de trastornos, lo que ha afectado la calidad y el estilo de vida de muchas personas.
Es posible que te identifiques con alguno de estos trastornos, pero necesitas saber que sí se puede salir de ellos. En la Universal puedes encontrar el apoyo necesario, además, en los encuentros puedes aprender cómo la fe puede transformar tu situación.
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