Cada año se suicidan más de 700 000 personas. El suicidio es la cuarta causa de muerte en el grupo etario de 15 a 29 años.
En Ecuador sólo en el año 2020 se registraron 97 suicidios en adolescentes de entre 10 a 19 años de edad, esta es incluso la segunda causa de muerte.
Los intentos de suicidio son señales de gran sufrimiento emocional. La precariedad laboral, una vida de excesos, relaciones amorosas y amistades tóxicas, la búsqueda de la aprobación de la familia o de terceros, la baja autoestima, son algunos de los factores que afectan profundamente la vida de los jóvenes.
A estos se suma la depresión: sacar buenas notas, no defraudar a los padres, conseguir un trabajo para ser un adulto exitoso, etc.
INCOMPRENDIDOS: Para muchos jóvenes, el sentimiento de incomprensión comienza con los más allegados, con la falta de diálogo. El simple gesto de “mirar a los ojos» puede ayudar a ver lo que se intenta ocultar. Los padres deben ser conscientes de que la depresión no es una “debilidad” que sólo se supera con fuerza de voluntad.
FE COMO ANTÍDOTO: Subyacente a la depresión, esta es una falta de sentido en la vida. Hoy en día, las generaciones más jóvenes desconocen por completo su papel, de hijos, de estudiantes, etc., y, tal vez por eso, están más a la deriva que las anteriores.
En verdad, nada da más sentido a la vida que la Fe. Principalmente cuando se coloca a Quien es el Camino, la Verdad y la Vida: el Señor Jesús.
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Según la Organización Mundial de la Salud, a escala mundial, aproximadamente 280 MILLONES DE PERSONAS
tienen depresión; causando sufrimiento a la persona afectada y alterando sus actividades laborales, escolares y familiares. En el peor de los casos, puede llevar al suicidio.
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“SÓLO PENSABA EN EL SUICIDIO”
Iván tenía todo para ser un joven “normal”. Sin embargo, se volvió una presa más de la depresión, lo que lo llevó al vicio del alcohol. Felizmente, encontró una salida a tiempo.
“No tenía ganas de vivir, pensaba mucho en el suicidio, pero sin el valor para hacerlo. Pasaba noches enteras bebiendo. Estaba buscando en el alcohol y en las amistades, una forma de ser feliz. Intenté, por todos los medios, tapar ese vacío que había dentro de mí y me atormentaba; pero todo eso me hacía sentir más angustiado.
“Buscaba en el alcohol y en las amistades, una manera de ser feliz”
Hasta que un amigo me invitó a la FJU. Todo comenzó a cambiar, desde mis pensamientos hasta la adicción al alcohol, que hoy no tengo más. ¡Dejé atrás las amistades tóxicas, que sólo me llevaban a hacer cosas malas y dejé de sentirme solo! ¡Hoy no hay más vacío, angustia y adicción!”, finaliza Iván.