“ME REALIZARON VARIAS ENDOSCOPIAS, PARA LAS CUALES DEBÍAN DORMIRME PORQUE NO SOPORTABA ESE PROCESO A CAUSA DEL DOLOR”.
Tenía tuberculosis pulmonar y gastritis crónica avanzada. Debido a la gravedad de ambas enfermedades, los médicos no podían tratarlas al mismo tiempo, ya que los medicamentos eran muy fuertes.
Por la tuberculosis caminaba encorvado, me faltaba el aire y sentía dolor en la espalda. Me sentía como en un callejón sin salida.
Después de 6 meses de llegar a la Iglesia Universal y de tomar el Agua Bendecida todos los domingos, aconteció el milagro. Los médicos hicieron una junta y todos estaban sorprendidos, pues no me encontraron nada, aquellas enfermedades crónicas habían desaparecido. El milagro fue constatado.
Sr. Carlos Garaicoa