Se coloca a Dios en primer lugar, cuando establecemos una sociedad con Él y lo hacemos guia de nuestros emprendimientos. Un claro ejemplo de esto, lo vemos en la Biblia, cuando un hombre llamado Jacob hizo un voto con Dios derramando aceite sobre una piedra, confiando y creyendo que Dios erá su única oportunidad de sobrevivir.
Su actitud y determinación cambió el rumbo de su vida, alcanzó grandezas, pero sobre todo que Dios pasó a ser primero en su vida.
“A la mañana siguiente, Jacob despertó muy temprano y erigió como columna conmemorativa la piedra en la que había reposado la cabeza y después derramó aceite de oliva sobre ella. Llamó a aquel lugar Betel (que significa «casa de Dios»), aunque antes se llamaba Luz. Luego Jacob hizo el siguiente voto: «Si Dios en verdad está conmigo y me protege en este viaje, y si él me provee de comida y de ropa, y si yo regreso sano y salvo a la casa de mi padre, entonces el Señor ciertamente será mi Dios. Y esta piedra que levanté como columna conmemorativa será un lugar de adoración a Dios, y yo le daré a Dios una décima parte de todo lo que él me dé»” (Gn. 28:18-23.)
Su fidelidad, lo hizo grande entre las naciones, lo protegió y le dio una vida bendecida . “Yo soy el Dios que se te apareció en Betel, el lugar donde ungiste la columna de piedra y me hiciste el voto. Ahora prepárate, sal de este país y regresa a la tierra donde naciste”. (Gn. 31:13.)