Lea la tercera parte del estudio bíblico, basado en el libro de Gálatas y comprenda.
Continuando con el estudio del capítulo 5 de Gálatas, el Obispo explica que, así como las personas que tienen un ser carnal, naturalmente, sus obras son carnales (Gálatas 5:19-21), los nacidos del Espíritu, consecuentemente, producen frutos del Espíritu.
«Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza». Gálatas 5:22
Lea la segunda parte del estudio:
¿Su ser es carnal o espiritual?
Y para ilustrar cómo sucede esto, el Obispo usó como ejemplo el árbol.
Por lo general, cuando él crece, aparecen sus frutos. Él no se esfuerza para eso, porque es su naturaleza dar frutos. “Así es el bautizado con el Espíritu Santo; él exhala el perfume de Jesús. Es algo natural para él. No necesita esforzarse”, explica.
Y entre estos frutos, el primero es el amor.
La esencia del amor
Cuando hay un nuevo nacimiento, el interior de una persona se transforma: sale la naturaleza carnal, adámica y entra la naturaleza Divina.
Y con este nuevo ser, nace el amor.
Sin embargo, no se trata del amor tan celebrado por el mundo y simbolizado por romances y besos.
El amor generado en los nacidos de Dios es el amor sacrificial de la cruz.
“Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas». Mateo 22:37-40
Amor divino
Este amor nace cuando el Señor Jesús se revela a la persona. Un ejemplo de esto se puede ver en el pasaje bíblico descrito en el evangelio de Juan 9:1-10 sobre la curación del ciego de nacimiento.
Después del milagro, aquel hombre, ahora un ex ciego, se convirtió en el centro de atención. Sin embargo, no había visto quién lo curó, sólo que Su nombre era Jesús.
Luego, coaccionado por los fariseos para confesar que Jesús era un hombre pecador y, por lo tanto, no pudo haber realizado tal milagro, el ex ciego declaró:
“Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, a ése oye. Desde el principio no se ha oído decir que alguno abriese los ojos a uno que nació ciego. Si éste no viniera de Dios, nada podría hacer». Juan 9:31-33
Indignados por esta declaración, lo expulsaron de la sinagoga y, en ese momento, el Señor Jesús lo encontró y Se reveló para él.
Amando al prójimo
Al conocer al Señor Jesús y amarlo, el bautizado con el Espíritu Santo también pasa a amar a las personas.
El Obispo explica que cuando conocemos al Señor Jesús, el amor por Él nos hace renunciar a cualquier cosa para ponerlo en primer lugar en nuestras vidas. Y, en consecuencia, somos capaces de amar a quien ni siquiera conocemos”.
Y ese amor no es teórico, sino práctico. Pues, la esencia del amor Divino es dar.
«Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.« Juan 3:16
Siga semanalmente aquí en Universal.org.ec el estudio realizado por el Obispo sobre el capítulo 5 de Gálatas.
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