¿Por qué algunas enfermedades resisten todos los tratamientos? ¿Por qué algunas personas, aun creyendo, no ven el resultado de la fe?
Las respuestas a las situaciones aparentemente normales, aparte de causar dolor y sufrimiento, tienen que ver con el lado espiritual.
Posesión maligna: Sucede cuando espíritus o entidades del mal asumen el control de un cuerpo humano, normalmente perjudicando la salud o su comportamiento. Los espíritus posesores pueden, por ejemplo, atacar el sistema nervioso de las personas y de esa manera, hacer con que ellas se tornen irritables. Provocan insomnio, miedo y negativismo, dolencias que la medicina no consiguen diagnosticar. El deseo de quitarse la vida también es una expresión de una influencia de espíritus malignos, estas son señales mayores.
Puerta de entrada: Existen muchas maneras para que los espíritus entren en la vida de una persona. La mente, los ojos, los oídos, la lengua y el corazón(alma) que representan los sentimientos humanos, son algunas de ellas, que dependen directamente de la persona, o sea de las elecciones que hacen. Existen también las formas hereditarias – a través de pactos hechos por generaciones pasadas.
Liberación: Independientemente del estado en que se encuentre una persona, ella puede ser libre de la acción de espíritus malos, a través de la fe en el Señor Jesús, a quien le fue dado un nombre, sobre todo nombre para liberar a las personas de su sufrimiento.
Tenía pensamientos de suicidio, quería terminar con mi vida.
Tenía 10 años de vida, cuando dejé de verle sentido a mi vida. Empecé a cuestionar todo: mi existencia, los problemas que mi familia enfrentaba y hasta el poder de Dios. Me convertí en una adolescente vacía y muy perturbada, en mi interior solo crecía la rabia, no lograba ver a nadie feliz, sentía envidia de las personas si las veía sonreír. Me involucré con la brujería, pasando a practicar rituales y ofrecer sacrificios a los espíritus malignos. Con el paso de los años comencé a ver bultos, sentir presencias malignas a mi lado; lloraba todas las noches porque no conseguía dormir, debido a eso comencé a fumar y tenía pensamientos de suicidio, quería tirarme de un puente y terminar con mi vida. A los 16 años, mientras estaba sumergida en la depresión, conocí la Iglesia Universal, mi madre ya frecuentaba la Iglesia, ella me invitó para que participara en la reunión de liberación y a partir de ese mismo día pude dormir tranquila, viernes tras viernes iba a las reuniones, fue así que me liberé de todos los males. Hoy mi vida está transformada, tengo paz, pero sobre todo la presencia de Dios habitando en mí.
Sra. Patricia