Un mal espiritual es un problema que al inicio parece normal, pero luego se convierte en algo que no tiene una explicación razonable.
¿Cuántas veces usted fue al médico, por un problema de salud y el resultado de los exámenes fue “todo normal”? ¿Cuántas veces vio que alguien que, incluso teniendo una situación favorable y gozando de plena salud física, cayó en depresión y hasta le dio fin a su propia vida?
Las personas sin saberlo pueden sufrir de un mal espiritual, este mal es capaz de destruir completamente la vida de una persona de manera lenta y dolorosa, sin la ayuda adecuada suele ser irremediable.
A continuación, veremos algunos síntomas para detectar un mal espiritual:
Nerviosismo: Es un desorden en el sistema nervioso y hace que las personas pierdan el control de la situación y de sí mismas.
Dolores de cabeza constantes: Es muy normal que las personas tengan dolores de cabeza provocados por tensiones emocionales, desgaste físico, presión alta, etc…, pero cuando se trata de dolores de cabeza constantes podemos garantizar que en la gran mayoría de los casos hay un mal espiritual.
Insomnio: Los espíritus alojados en la mente de las personas hacen que estas no tengan descanso, ni siquiera durante la noche. La persona puede estar muy cansada, pero el sueño no viene, es como si estuviese sufriendo un serio problema mental.
Miedo: El miedo incapacita a la persona. Hace que ella tenga miedo de intentar hacer cosas nuevas, incluso cuando eso nuevo, es buscar ayuda para sus problemas.
Enfermedades incurables: Cuando se ha intentado de todo y no se encuentran razones físicas, puede significar problemas espirituales.
Suicidio: El deseo de quitarse la vida es la mayor expresión de un mal espiritual, son espíritus que le hablan al oído cosas como: no tienes amigos; eres miserable; no hay más solución; termina con tu vida.
Sólo pensaba en QUITARME LA VIDA
Tenía varios problemas de orden emocional, como depresión, trastornos de ansiedad y fobia, principalmente por no saber lidiar con mis emociones, desenvolví un bloqueo emocional generado por las creencias erróneas con relación a mí misma y a otras personas.
Sufrí muchos traumas personales, mi familia fue destruida por los vicios, por peleas constantes, desprecio y falta de estructura, me convertí en una niña acomplejada, tímida y extremadamente carente y sentimental, eso sucedió después de la separación de mis padres.
A los 14 años me envolví emocionalmente con un chico, pero esa relación sólo estaba llena de infidelidades.
Después que terminó esa relación me vi sin apoyo y siendo rechazada por mi padre biológico, es ahí que la desesperación se apoderó de mí. Sufría con crisis de llanto por causa de sentirme impotente. Sentía un vacío que nada era capaz de llenar, sufría con depresión.
Fue así que llegué a la Iglesia Universal, allí encontré una respuesta a mi problema, aprendí a usar mi fe en la Palabra de Dios, me liberé de todos mis traumas y complejos, volví a tener esperanzas y sueños, el vacío que había en mi interior desapareció ya que fue lleno de la presencia de Dios.