Tenía vómitos, fiebre, estreñimiento y no comía bien. Me llevaron de urgencia al hospital, me hicieron exámenes y encontraron un tumor entre el útero y el intestino, mi madre nunca esperó recibir un diagnóstico así.
Tenía ganglioneuroblastoma, es un cáncer raro en etapa cuatro. Los médicos les dijeron a mis padres que estuvieran preparados, ya que tendría oportunidad de vivir, pero con secuelas.
Fui operada, pero no dio el resultado esperado, entonces empezaron a realizarme sesiones de quimioterapia.
Mis padres ya asistían a la Iglesia Universal y decidieron usar su fe, sabían que el camino era buscar a Dios, que solo Él podía hacer que lo imposible sucediera, ellos comenzaron a participar de los propósitos de fe, y el milagro sucedió, un día, a través de los exámenes, notaron que una nueva operación podría ser exitosa.
Los médicos pudieron extirpar el tumor, hoy vivo sin secuelas y feliz junto a mis padres.
•• Srta. Sabrina