LA VOZ DE DIOS “La voz del Señor es poderosa, la voz del Señor es majestuosa.” (Salmo 29:4)
La Voz de Dios es dirigida a los humildes, ya que ellos poseen oídos espirituales para percibir la Voz del Señor, en cambio los orgullosos no consiguen oírlo, pues carecen de lo más importante, la humildad.
Únicamente quien es siervo, tienen oídos para oír y obedecer la Voz de Dios.
La Voz del Señor hace que las cosas sucedan… Él dijo: “sea la Luz” ¡y fue hecha!
Delante de esa Voz los ciegos ven, los sordos son curados, los paralíticos caminan, los muertos resucitan, como Lázaro, que tenía cuatro días de haber muerto, pero al oír esa Voz, ¡resucitó!
Dios llamó a Lázaro, pero también está llamando a usted que se encuentra en el fondo del pozo, con su vida sepultada debajo de tantos problemas; sólo escuche la Voz de Dios, y esto será suficiente para salir de esa situación.
Cuando usted recibe el Espíritu Santo, obtiene la capacidad para oír la Voz de Dios y ser guiado por ella; de esta manera se vuelve fuerte, apenas oyendo la VOZ DE DIOS.
La voz de la fe es la Voz de Dios, y no existe otra voz que pueda cambiar su vida, sino únicamente la Voz que proviene del trono del Altísimo, que viene de la fuente de la fe que es el Espíritu Santo, y le da la certeza que le transforma en alguien fuerte e invencible.