Ese domingo 22 de septiembre de 2019 se realizó la Concentración de Fe y Milagros donde en la oportunidad se dio inicio al Ayuno de Daniel:
“Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada”. (Lucas 10:38-42)
La vida de Marta es un reflejo actual de muchas personas, personas de bien, dignas, honradas, que no viven en el pecado pero que no se están alimentando de la Palabra de Dios, viven distraídas y preocupadas con muchas cosas olvidándose de su vida espiritual; la iglesia para ellas se vuelve una rutina de practicas religiosas que hace que la fe de ellas se vaya disolviendo y perdiendo a cada día.
Marta y María representan a los dos tipos de personas que hay dentro de la iglesia, una que oye la Palabra de Dios, poniéndola en practica y los que no están interesados en oír la Palabra de Dios, por estar preocupados con las cosas de esta vida.
El ayuno de Daniel es para aquellos que tienen sed del Espíritu Santo, sed de la Palabra de Dios, renunciando a las informaciones de este mundo para enfocarse y sumergirse únicamente en las cosas de Dios, alimentándose cada día, sin distraerse con conversaciones inútiles ni perder tiempo con cosas vanas, para que al final de este Ayuno pueda recibir lo más precioso de Dios, el Espíritu Santo, convirtiéndose así en una fuente de agua viva, ¡convirtiéndose en el templo del Espíritu Santo! Comente cuál ha sido su experiencia al participar de esa concentración!