En este domingo 23 de Diciembre en la Gran concentración de fe y milagros en Guayaquil “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” Mateo 16:26.
El error de las personas es que colocan toda su fuerza en el bienestar de su cuerpo en primer lugar, priorizándolo más que a su alma.
El alma sufre con un vacío, y nada que le de a su cuerpo podrá llenarlo, pues ese vacío es el grito de su alma. ¿Cuál sería el remedio y alimento para el alma? La Palabra de Dios. “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” Mateo 4:4.
La Palabra de Dios es el alimento que nos hace fuertes, resistentes, saludables, pues por medio de ella recibimos la fe para vencer las dudas y los miedos. Quien alimenta su alma con la Palabra de
Dios, es definido en la fe y no se derrumba delante de los problemas de esta vida.
No es suficiente apenas leer la Palabra de Dios, hay que entregarse a ella en obediencia, es decir, entregarse a la voluntad de Dios. La alegría de las fiestas sociales, le trae al alma una falsa sensación de bienestar, pero cuando usted se queda solo, vuelve el vacío y la tristeza.
La Biblia enseña que el Señor Jesús, aún siendo el Hijo de Dios, aprendió la obediencia en aquello que sufrió; quien no aprende la obediencia por el amor, tendrá que aprender a obedecer por el dolor, pues de nada sirve el conocimiento de la Biblia sin la obediencia a ella.
Este fin de año, tendremos la vigilia del fuego abrazador, donde participaremos de la santa cena.
En el último minuto usted comerá del pan, que simboliza el cuerpo de Jesús, y a su vez, entregará su cuerpo para Él.
En el primer minuto del año tomará el jugo de uva, que representa la vida de Jesús, y a su vez usted le entregará su vida a Él, de esta manera la gloria de Dios resplandecerá en toda su vida.