Emigré con la promesa de que iba a conseguir un trabajo; sin embargo, despues de tres meses sin conseguir empleo, fui desahuciado. Con el tiempo, logre un trabajo limpiando las calles, pero, un día, sin avisarme, mi jefe me despidio. Desde entonces, mi situación fue de mal en peor: Fui detenido por los servicios de inmigración y posteriormente, me deportaron.
Con muchas dificultades, regresé a mi país y enpecé a asistir a la Nación de Campeones.
El resultado ha sido que, hoy, mi mujer tiene un exitoso salón de belleza y yo estoy trabajando como fotógrafo. Además tengo un auto nuevo y, lo mejor de todo, es que nuestro mayor sueño se hizo realidad: ¡Conquistamos nuestro visado para permanecer en este país!