La fe inteligente no es un disparo en la oscuridad.
Creemos en lo invisible para transformar en posible lo imposible, pero es necesario asociar la fe con la imaginación.
La fe es certeza, sin embargo, es imposible tener certeza de algo que uno no se imagina. Soñar, tener visión, profetizar (confesar) o imaginar algo que se quiere forma parte de la fe conquistadora.
La fe sobrenatural imagina el futuro materializado en el presente y se mantiene en ese objetivo hasta su realización. “Porque tenéis necesidad de paciencia, para que cuando hayáis hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.” Hebreos 10:36
Por eso, la fe es la certeza de lo que se espera (cosa imaginada), la convicción de lo que no se ve (hechos visibles en el sueño).
“Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era el quien lo había prometido.” Hebreos 11:1
Es imposible separar la fe de la imaginación. La situación por la cual Sara pasó era imposible para los ojos humanos, ya que ella tenía una edad avanzada, sin embargo, cuando dejó de ver para su condición y pasó a mirar las cosas con fe, fue entonces que ella obtuvo el milagro. Hoy en día no es diferente, pues aun con todos los problemas que usted está atravesando, si toma la decisión de entregar su vida en las manos de Dios y usa su fe con la convicción que aquel problema, ya sea este de salud, económico o familiar; se va a resolver, así como usted determine acontecerá.
“LO IMPOSIBLE SE VOLVIÓ POSIBLE”
Todo empezó con una tos que, con el tiempo, empeoró. Cuando busqué ayuda de los médicos, me recetaron jarabes, pero no mejoraba, no podía comer y empecé a perder peso. Mi madre notó un bulto en mi cuello, inmediatamente me llevaron al hospital donde fui sometida a una biopsia para investigar el bulto.
El resultado dio positivo para un cáncer en el sistema linfático, conocido como linfoma de Hodgkin. La enfermedad ya estaba en una etapa avanzada; los pulmones, riñones, hígado y útero ya habían sido afectados por el tumor. Llegué a pesar 37 kilos.
Fui desahuciada por la medicina, estaban seguros de que no viviría mucho tiempo, pero yo no acepté esa situación y empecé a usar mi fe.
Mi madre y yo ya participábamos de las reuniones que se daban en la Iglesia Universal, creímos que con Dios lo imposible se tornaría posible, yo tenía certeza que saldría de esa situación. Después de 6 meses de recibir las quimioterapias, llegó la noticia de que estaba curada.
Ya no tenía bultos en mi cuerpo. Fui dada de alta, los doctores no podían creer lo que sucedió, yo solo sé que Dios me sanó e hizo lo imposible en mi vida.
•• Sra. Karine Silva