Desde el momento en que usted se despierta y sale de la cama, a fin de enfrentar las situaciones del día a día (como ir a la escuela, el trabajo o incluso para cuidar la casa, los hijos, entre otros quehaceres) hasta el momento en que se vuelve a dormir, con certeza, usted pasa por momentos que exigirán, de alguna forma, actitudes de fe.
Pero, para que usted use esa arma poderosa de manera correcta, necesitará identificar qué tipo de situación está enfrentando. Muchos confunden los problemas que están pasando con tribulaciones. Se la pasan lamentándose de todo sufrimiento, pero lo que no comprenden es que no todo lo que dicen que es una tribulación, en realidad, lo es. Hay una gran diferencia entre ser tentado, tener problemas y vivir una tribulación. Vamos a entenderlo mejor.
Las tentaciones
La tentación viene por cuenta de nuestras necesidades. Sin embargo, Dios no es quien “tienta” a la persona. Por ejemplo, es natural que queramos ser amados. Pero, involucrarse con una persona casada para tener ese amor, por ejemplo, está mal. Y usted puede ser tentado por eso, pero a usted le corresponde resistir.
“El pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él” (Génesis 4:7).
Para no exponerse a la tentación, es necesario vigilar y orar, al final, aun estando con el espíritu fortalecido, nuestra carne es débil (Mateo 26:41).
Pero, entonces, usted no vigiló e hizo una elección equivocada, después tendrá que convivir con las consecuencias de esa decisión. Es justamente en ese momento que muchos piensan estar viviendo una “gran tribulación”, cuando, en realidad, solo están cosechando los resultados de un error que cometieron por prestarle atención a la propia carne.
Las tribulaciones
En cambio, la tribulación siempre se deberá a la fe cristiana. Un ejemplo de eso son las injusticias enfrentadas por ser cristianos. Las calumnias, las bromas, las persecuciones. Por otra parte, toda tribulación se relaciona íntimamente con la persecución.
Un ejemplo bíblico de alguien que enfrentó las tres situaciones fue el rey David. A causa de su fe en Dios, él enfrentó innumerables tribulaciones, pero cuando él cayó en tentación con Betsabé, se metió en muchos problemas. Eso no fue tribulación.
El obispo Edir Macedo resalta que es necesario identificar en cuál situación está viviendo para, entonces, poder tomar la decisión correcta.
“Si está sufriendo a causa de una mala elección, entonces, tiene que reparar ese error tomando la actitud correcta, que muestra que usted es una persona correcta, lavada y limpia por la sangre del Señor Jesús”, explica el obispo.
Pero, si lo que vive es una tribulación, no hay salida. “Usted pasa por una tribulación, viene un alivio, pero inmediatamente viene otra, por eso vivimos de fe en fe, de lucha en lucha, de sacrificio en sacrificio para que podamos mantener nuestra fe activa. Dios permite las tribulaciones y nunca va a quitárnoslas, porque quiere que vivamos por la fe”, resalta.
Perfeccionamiento Divino
El Señor Jesús nos alertó que tendríamos muchas aflicciones, pero no por ello debemos desanimarnos, porque Él ya había vencido todo eso (Juan 16:33).
El apóstol Pablo, en el libro de Romanos, enseña el valor que las tribulaciones le aportan a la vida del cristiano:
“… sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce perseverancia, y la perseverancia produce carácter probado, y el carácter probado produce esperanza. Y la esperanza no acarrea vergüenza porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado” (Romanos 5:3-5).
Las tribulaciones nos purifican, así como el fuego lo hace con el oro, y justo en ese momento, cuando pensamos que estamos solos, estamos equivocados, pues es en las tribulaciones que nos acercamos más a Dios.
Usted siempre vivirá tribulaciones cuando deja de agradar al mundo para agradar a Dios. Sin embargo, estas son benéficas, pues, nos enseñan qué es la perseverancia. “Para que usted llegue a la eternidad con el Altísimo, tiene que pasar por las tribulaciones. Eso generará perseverancia que, consecuentemente, le convertirá en veterano, es decir, tendrá experiencia. Y ella nos dará la esperanza de que, tarde o temprano, la justicia de nuestro Señor se cumplirá en nuestra vida”, explica el obispo Macedo, que además deja un recado:
“Si usted está pasando por un momento difícil, evalúe bien el porqué de eso. Si fueron elecciones equivocadas, debe arrepentirse de ellas y volver a la práctica de la obediencia. Si sus problemas se deben a su fe, ¡dele gracias a Dios! Eso es bueno para usted, porque la convertirá en una persona perseverante, experimentada y llena de esperanza”, finalizó.