Ante una situación difícil, hay personas que se hacen las víctimas y buscan que los demás se conmuevan con su problema. En ese caso, las excusas funcionan como muletas, porque usted no logra avanzar como debería.
¿Qué esfuerzo hay que hacer para poner excusas? Ninguno, las excusas nos ponen en una zona de confort, de donde la única forma de salir es despojándose de esas muletas, empezando a usar la fe.
Cuando Josué estaba delante de las murallas de Jericó, Dios le dio una solución muy fácil para su problema. El pueblo simplemente tuvo que rodearlas, tocar las trompetas y gritar. Gedeón, por ejemplo, debía enfrentar un ejército de 135 mil hombres con un grupo de apenas 300 personas. Pero como Dios simplifica las cosas, lo que Gedeón tuvo que hacer fue tomar antorchas y meterlas dentro de cántaros de barro. Cuando las vasijas se rompieron, los enemigos se asustaron y se mataron unos a otros. Si ellos hubieran puesto excusas, la historia hubiera sido otra.
Por eso, solo hay una forma de resolver los problemas, y no es poniendo excusas, es usando la fe. Y la fe está condicionada a la obediencia a la Palabra de Dios. Era ridículo tocar trompetas ante una muralla o llevar antorchas contra un ejército, pero como ellos obedecieron, Dios actuó.