El uso de la fe me llevó a ver el milagro en mi salud y en la de mi familia.
Por 10 años mi hija sufrió con fuertes dolores de cabeza; por otro lado comenzó a padecer dolor en la pierna debido a una osteoporosis avanzada. Como a toda madre, a mí no me gusta ver a mis seres amados de esa manera, entonces decidí apelar a la fe. Un día fui a visitar a mi hija y la encontré acostada a causa del dolor de cabeza, le di a beber el Agua Consagrada y gracias a Dios a partir de ese día ella dejó de sufrir con aquellos dolores.
•• Sra. Marina